El Dr. Raúl Javier Rodríguez, Presidente de la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros (CaMEM) y parte de Consultora Insertarse, reflexiona sobre los avances recientes en la minería de Mendoza, destacando la importancia de la exploración y el restablecimiento de la confianza en el sector. . Con el apoyo a la exploración en Malargüe, Mendoza comienza a recuperar terreno en un sector vital para su desarrollo económico.
Mendoza y la Minería
(Dr. Raúl Javier Rodríguez, Presidente de Cámara Mendocina de Empresarios Mineros (CaMEM), abogado especialista en derecho minero, profesor universitario) El tema minero en la provincia de Mendoza ha transitado un claro derrotero del tipo pendular, desde la auspiciosa y exitosa decisión del gobernador Cobos de participar en el PDAC del año 2005 para atraer inversiones, a la sanción de la prohibitiva ley 7.722 en 2007 promulgada por el mismo gobernante. De la convicción de la administración Suárez para modificar esta perniciosa norma en 2019 a su expedita derogación diez días después y su afirmación de que la minería era “un tema cerrado” en Mendoza.
Recientemente el gobernador Cornejo ha decidido firmemente avanzar con la actividad, concurriendo personalmente a varios foros internacionales, actualizando el procedimiento administrativo local y apostando al desarrollo exploratorio de un sector de la provincia, como lo es el Distrito Minero Malargüe Occidental (DMMO), lo que augura un punto de inflexión para recuperar el tiempo perdido y sobre todo, reconstruir la confianza para los potenciales inversores que padecieron estas oscilaciones entre la promoción minera y su prohibición.
Es bueno recordar que la ley 7.722 resultó una eficaz herramienta para bloquear el desarrollo minero, dado que desde su entrada en vigencia (2007) hasta la aprobación del proyecto de exploración Hierro Indio (2019) no se autorizó ningún proyecto minero metalífero y, por lógica, no se recibió ninguna inversión en este tipo de minería. Ello demuestra que dicha ley resultó un efectivo “cepo” para la actividad, una norma de diseño que constituyó un fuerte desincentivo para atraer inversiones para esta industria.
Esta reciente decisión del gobierno de Mendoza de avanzar dentro de la mencionada ley, encontrando los resquicios que la norma habilita, marca un histórico quiebre en este lamentable período en que la actividad estaba fuera de la agenda pública y era un tema tabú para la mayoría de la dirigencia política vernácula.
Uno de los objetivos a lograr con este nuevo desafío, es la restitución de la confianza en el contexto social y normativo de la provincia. Es necesaria la construcción de un clima de negocios acorde que permita a los inversores apostar por la provincia, para lo cual establecer reglas claras y estables es una condición imprescindible luego de años de retrocesos y proscripciones.
Este comienzo es necesario ser transitado con transparencia, participación y sobre todo con el involucramiento de todos los sectores sociales, mostrando y demostrando la conveniencia de esta actividad la que, si bien no resolverá todos los problemas económicos y laborales existentes, será una útil herramienta para ir revirtiendo una realidad acuciante que demanda la ampliación de la matriz productiva provincial.
Esta nueva etapa ha comenzado con un fuerte apoyo a la exploración, y dentro de ese concepto se ha escogido una zona determinada como lo es el sureño departamento de Malargüe, lo que puede significar un primer paso que, esperamos, se contagie y propague a otras regiones de la provincia en donde exista potencial geológico y se cuente con un previo trabajo desde lo social. Es necesaria la construcción de un ejemplo monitoreable, que posibilite a la sociedad apreciar no solo los obvios beneficios de la actividad, sino también que la misma se realiza en estos tiempos, con alta tecnología, protocolos internacionales, participación social y transparencia.
La apuesta por la exploración parecería ser un objetivo modesto, lejos de los millonarios planes de inversión proyectados para distintos yacimientos en nuestro país, pero es un paso imprescindible si se quiere conocer los recursos que anidan en el territorio provincial, los que en gran medida se desconocen como consecuencia directa de esta proscripción normativa imperante en la provincia. El quiebre de esta inercia seguramente irá construyendo la confianza necesaria para la llegada de potenciales interesados, servirá además para acrecentar el conocimiento sobre una actividad motejada y discriminada social y dirigencialmente. Todas esas metas justifican este comienzo e irá cimentando el camino hacia otras etapas como el aprovechamiento integral de nuestro potencial geológico.
Fuente: El Pregón Minero